terça-feira, 18 de maio de 2010

Lo que se ha cumplido

En el cumpleaños de la Estrellita (11 de mayo), me pusé a ver unas hojas incompletas que yo encontré hace poco en dos partes.

Parte 1:

No se puede decir exactamente que el nacimiento de nuestra hija fue en casa.

Ella nació en un tipi en un pueblo chiquito de las montañas de Argentina.

En la falda de los Andes, afuera de la ciudad de Mendoza, queda el barrio llamado El Challao, donde en el mez de April, 2005, montamos nuestro acampamento Caravanero, preparandonos para que una parte del grupo se fuera hasta la Patagonia para poner la bandera arcoíris en la Tierra del Fuego, dado que cuya misión fue asumida diez años antes, mientras otra parte del grupo se quedará para participar en lo que será el primer parto de la historia de nuestra comunidad nomada- moderna, La Caravana Arcoiris por la Paz.


Si yo tuviera mi manera, el bebe habría nacido ahí mismo en la Tierra de Fuego, al fin del mundo, debajo de la bandera arcoíris de la paz que llevaron para enterrar ahí. Ahora me arrepiento por no insistir mucho más, pero el resto del grupo no quería nada así. Manuel, el papa, no estaba de oposición, pero había gente opuesta suficiente para no permitir que yo fuera.


Entonces, después de la discusión con el Manuel sobre el lugar donde el parto debe ocurrir -- el inipi (tienda de sudar), en el agua, etc. – montamos el tipi de la Caravana, construyendo adentro un altar al bebe por venir, lleno de juguets y las ropas que usaría al nascer, entre otros regalos que habíamos recibidos, a demás de otros objetos símbolicos. Claro que ni supimos el sexo del bebe hasta que ella nació, por eso el altar estaba colorido y variado.

El papa de la Estrella y yo estudiamos sobre los partos, anticipando que podríamos estar quien sabe donde en la hora del evento de parir. Hablamos con una variedad de aconsejadoras antes, incluyendo Machi Maria, Una Líder de un grupo de Mujeres Indígenas), una ginecóloga homeópata quien trabajaba con flores de bach, una enfermera del movimiento humanista, la misma madre de Manuel, y quien más quisiera oferecer información. Yo hice los controles mensuales normales en el consultorio publico de Maipú y hice yoga kundalini en el parque donde vivimos durante la mayoría del embarazo en Santiago.


No quisimos el parto en el hospital, sabiendo que significaba tartar un momento sagrado y ceremonial, como si fuera un problema o una enfermedad para tratar con cirugía o drogas. Quisimos dar la bienvenida con amor y calidad para esta vida nueva que estaba por llegar, reconociendo el evento verdaderamente mágico de recibir a un hijo nuevo.


Justo antes de salir del Chile, en el pueblo fronterizo de Los Andes, hicimos un circulo dentro del mismo tipi donde Estrella nasciera. Cada persona en el circulo ofreció un regalo intangible (como la felicidad, la capacidad de danzar, la paz, muchos amigos, etc) para la vida nueva que estábamos preparando para recibir luego.



Un circulo que se hizo justo antes del nacimiento de la Estrellita cuando se fueron para la patagonia.



Parte 2

Lo siguiente son unas notas que escribí después de la experiencia de parir:

Milagros y Casualidades:

Por más que nos informamos, igual todo fue como dijeron los amigos Pablo and Gabriela de Santiago, quienes tuvieron su primera hija en casa. Ellos dijeron que todo se te va en la hora del parto.

En realidad, las cosas que tuvimos más claras eran cosas para el momento en que salió el bebe:

Ø Como se limpia la boca y el nariz

Ø Como se corta el cordón

Ø Poner el bebe al pecho inmediatamente

Ø Usa las gotas para los ojos del bebe

Ø Abrigala y mantienela cerca desde luego

Ø etc.

Mayormente nos fue así después del parto, pero no existe duda en mi mente que si no hubiera aparecido la Angela en el momento que llegó, el parto en si no hubiera sido tan exitoso y yo probablemente hubiera pasado todo en el hospital al final.


La parte que más me tenía confundida era la parte que suena lo más simple: las contracciones. Donde buscas, toda la información dice lo mismo… primero vienen las contracciones preliminarias, cuyas son irregulares y pueden venir horas o hasta días antes del trabajo de parto realmente pasa. Después vienen las contracciones verdaderas, o el trabajo del parto. Yo supongo que pensaba que el borramiento del cuello uterino viene entre estos dos fases. Pues, en un video que había visto, las mamas tenían dilatación completa y hasta esperaban algunos momentos hasta que vinieron las contracciones finales para expulsar al bebe. Además todas las mamas calmitas y sonrientes … las bolsas rompieron al último momento como deben y los bebes salieron rápido con un mínimo de esfuerzo y sin jalarlos nada.


Bueno, para mi, mis contracciones nunca parecieron regulars, pero igual no pude concentrar para tomar los tiempos. Nuestra querida amiga Heidi me ayudaba muchísimo, entre otras personas. Para mi, era como que venian cada tres minutos y después saltaban a llegar diez minutos después o algo así. Nunca me convencieron que eran las contracciones verdaderas porque yo esperaba algo mucho más calculado y ritmica después de lo que leí y incorporé desde mi ser calculadora.


De hecho, Marcella me preguntó una vez si yo estaba en el trabajo de parto. Yo dije, “No sé. Las contracciones no son muy regulares,” Para eso Heidi respondió, “Son bastante regulares!” Pero yo todavía no me convencía. Me lo imaginé diferente. Bueno, igual traté de ponerme en las posiciones para contracciones como las que vi en un libro y respirar, pero como no entendía realmente lo que estaba pasando, yo no estaba haciendo el trabajo que tenía que hacer todavía. Yo no sabía que en este momento yo tenía que estar dilatada ya. De todas maneras, averiguamos la dilatación con Manuel y él calculaba solo como 4cms. Tenía que ser 10cm para tener dilatación completa. 4cm.


Bueno, antes este mimso día, Fani, la esposa de Piojo, me contó su historia de los partos de sus dos hijos. Ella empezo el trabajo de parto, pero no se dilató y tenía que hacer un Cesario en los dos casos. Entonces, con mis 4cm de dilatación, cuando sentí las ganas de empujar, me asusté bastante. Algunos ya querian llevarme al hospital antes porque había vomitado mucho y estaba tempblando. Pues, eramos un grupo de personas sin experiencia. Nadia presente había tenido hijos antes.


Entonces, cuando Fani apareció, le conté de mi situación, la cual era parecida a la suya. Ella, la única experimentada presente, se fue justo después de llegar porque se asustó tanto.

Después de que se fue, ocurrió un milagro.


La amiga de Heidi, Angela, y Doctor Papá Manuel


Llegó la Angela con una amiga que conocimos solo dos días antes. Nunca habíamos conocido a Angela previamente. Heidi llamó a esta amiga de su clase de yoga cuando ella se dío cuenta que yo estuve en el trabajo de parto de verdad (aún que yo lo negué). Heidi dejó un mensaje en el buzón de voz de esta mujer porque ella sabía que la mujer trabaja con mujeres en el area de salud después del parto. En el mensaje, Heidi preguntó si de repente ella conocía a alguien quien podría ayudar con un parto porque ya estuvimos en el trabajo de parto. De casualidad, Angela estaba justamente en la casa de esta amiga para almuerzar ese día. Llegaron lo más antes possible, sin ninguna manera de avisarnos anteriormente.


Nunca lo dije en ese momento, pero la verdad es que yo ya estuve realmente afectada con toda la experiencia de Fani. De hecho, estuve al punto de irme al hospital. Ya entendí como una mujer puede sentir sola y con miedo en la hora de partir. Pero, cuando llegó Angela, después de que se actualize sobre la situación, ella dijo que realmente no tenía nada de experiencia con partos fuera del hospital. No entendió nuestra necesidad de hacerlo así, pero ella respetaba nuestra decisión. Aún que ella no estaba de acuerdo, estaba dispuesta a ayudarnos.

Pues, cuando le dije que ya había ganas de empujar, me dijo que estaba todo bien. Me pidió que confie en ella.

Esto me dío confianza. Fue precisamente lo que necesitaba escuchar. Alguien -- la única persona con alguna experiencia, aunque sea poco -- me dijo que estaba todo bien. Angela apenas estudiaba para ser partera clínica (en el hospital). Yo fácilmente creí en ella.


En ese momento, le pregunté que yo podría hacer para dilatar más. “Caminar,” ella dijo.


Yo no había dormido nada porque desperté con las primeras contracciones la noche anterior y me pasé el día caminando (cuando no estuve vomitando). Ahora, estuve tan cansada que me quedé dormida mientras caminaba. De hecho, yo recuerdo un momento, cuando alguien me pasó un vaso de agua donde yo estuve parada. Tomé el agua, bajé mi brazo un poco y me dormí ahí mismo, solo despertando cuando el vaso se calló al suelo. Entonces, al escuchar que necesitaba caminar más, me pareció imposible.

Eventualmente fui a acostarme porque ya no podía estar de pie más. Me dormí entre contracciones. La bebe no se cansó nada y seguío tratando de salir a conocer a todos. Angela me dijo de segurar todo lo que podia, instruyendome a cruzar las piernas mientras la dilatación aumentaba.


Por más cansada que fui, ya estuve con calma y con más claridad en mi cabeza. Recordé algo que mi querida amiga Anya me habia dicho durante su propio embarazo allá en Indiana. Esta clave mágico me salvó totalmente. Ella dijo que lo que una hace con la boca afecta a la vagina. Por ejemplo, uno puede aflojar a la vagina através de soltar los labios de la boca o hasta se puede besar para lubricar y relajar el area debajo.

Cuando me acordé de todo esto, pensé, “Qué es lo que quiero hacer? ¡ABRIR!”


Agarré un poco de fuerza y empezé una respiración de yoga que se llama el león. El objeto es de abrir su cara lo máximo posible. Yo decidí que yo iba a dilatar, aunque fuese en poco tiempo. Angela nunca me dijó cuanto yo estaba dilatada cuando pregunté. Solo me dijo que no podia empujar todavía , que faltaba y que el bebe todavía no llegaba. La primera vez que pregunté, cuando ella primero llegó, ella dijo que estuve 3cm dilatada, no 4cm como Manuel había estimado.


Antes, solo me imaginaba que el trabajo de parto significaba empujando. Nunca había anticipado el trabajo que es no empujar. Es más difícil aún. Heidi seguía lealmente a mi lado y empujé en sus manos para desviar mis ganas de empujar la bebe fuera.


Angela masajeando el perineo. ¡No tuve ningun punto! Heidi atrás todo el rato y Manuel listo para recibir a su primer hijo!


Todo era al reverse. Justamente lo que una mama no debe hacer en su parto fue lo que me tocó a mí hacer – resistir las contracciones. Pero fue lo que yo tenía que hacer.

Algunas veces dije, “¡No! ¡Este bebe quiere salir!” Cuando se rompieron las fuentes, anticipé que yo iba a perdir el controle y ella saldría corriendo de mi cuerpo, rompiendo piel y organos en el camino. Pero antes de que me pude dar cuenta de lo que estaba pasando, me dijeron que ya venía la bebe.


“¿Puedo empujar?” pregunté desesperada. (Esta no fue la primera vez que pregunté esto.)

“Si,” dijeron. Después “No. Hay que esperar más un poco.”

Por supuesto, hubo debate sobre la posición que asumaría para facilitar el momento que el bebe saldría. Yo imagine una escena donde mi amiga me seguraba por los brazos mientras me quedué de pie, aprovechando la gravidad para permitir que la bebe se caería en los brazos de su papa Manuel abajo. No le gustó esta idea a la partera. Y en mi lado? Bueno, ella quería de espalda para poder masajear mi perenio, evitando así que la piel se rompe. Yo no consideraba la idea de estar de espalda nada natural ni interesante, pero finalmente todos nos pusimos de acuerdo con la idea de estar media sentada y apoyarme con la Heidi atrás de mí.


Heidi fue una amiga verdadera el tiempo entero, totalmente sin ego. Mucho después aprendí que todo el rato que estuve hacienda la respiración del leon, abirendo mi boca y sacando el aire fuera con fuerza, ella estaba respirando el olor feo de mi vomito de todo el día! ¡Pobre mujer! Ella trabajó tanto como yo en el acto de apoyarme.


Como mentioné antes, mientras estuve acostandome sentada. Angela maseaba mi perenio, pero eventualmente empezé a sentir que me quemaba. Ella se mojó el guante y continuo. En un momento, preguntó, ¿Ella seriamente no quiere un episiotomía?” Después de haberlo dicho, ella misma se dio cuenta “Bueno, no tengo como hacerlo si quisiera de todos modos.”

No sé cuantas veces hicimos la rutina de casi coronar y la bebe regresar. Empujar no fue tan difícil, sin embargo, al seguir la experiencia de no empujar. Recuerdo solamente que en un momento dije, “Me quema. Pongale agua!” Esto fue cuando todos dijieron, “Salió el bebe!”



Ella salió un poco azul por la cuerda estando sobre el ombro. Ya llevaba la placenta como su bolso de viaje. Se pusó rosadita inmediatamente.


Estuve en un trance. Heidi se puso a llorar y la amiga que trajó Angela fue quien primero observó que nació niña. Yo estuve repasando los pasos en mi cabeza que yo había estudiado, incapaz de emoción en el momento, quieriendo hacer todo cierto. Es una razón por lo cual puede ser interesante para los papas enfocar solamente en el nacimiento mientras otra(s) persona(s)d sabe mejor que hacer dentro de la visión de los padres. De esa manera, los padres pueden entregarse a la emoción del momento sin tenerque mantener la cabeza fría porque cuentan con otro(s) para eso. Me parece la situación ideal, pero tal vez ni tan fácil de encontrar.



La ternura de ese ser nuevo tan raro.


Como un mes después de que nació la Estrella, recibimos una visita de unos viejos amigos que estuvieron con nosotros en la caravana antes en Chile. Sam y Christine Carter fueron actualizados con los detalles del parto y Christine me dio una foto que nos impresionó a todos.


Fue de una obra que hicimos en Iquique, en el norte de Chile. Fue la misma obra en que Manuel y yo nos conocimos. La foto fue tomada en la última noche que hicimos la obra, cuando estuve embarazada sin saberlo todavía. La niña que usualmente hacia la escena conmigo viajó. Heidi tomó el lugar de esta mujer porque ella fue la directora de la pieza. Ella sabía qué hacer en cualquier escena.


Entonces, en una escena olvidada de la obra, la escena de la foto, Heidi me apoyaba de atrás mientras yo actué que estuve dando luz. En la foto, salimos en la misma posición que usamos para el parto, aunque no fue planeado así. Ya se había olvidado de esa obra mucho antes, de hecho, y el mismo trabajo de parto interrumpió el ensayo de una obra nueva.

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